El aire era espeso, cargado de electricidad estática y un hedor químico que no pertenecía ni a la carne ni al metal, sino a algo intermedio, algo impuro. Johnny con el robot IA avanzó entre ruinas enmohecidas por el óxido, sus botas aplastando restos de lo que una vez fueron humanos: huesos incrustados en redes de fibra óptica, cráneos donde los ojos habían sido reemplazados por lentes de observación vacíos. Cada paso resonaba con un eco antinatural, como si las paredes estuvieran absorbiendo su presencia y registrándola en algún banco de datos olvidado.
Las luces parpadeaban en la distancia, destellos erráticos como el último aliento de un moribundo. Bajo sus pies, el suelo se movía con un pulso mecánico, un ritmo frío que se sincronizaba con el cambio de la ciudad. El mundo entero estaba en movimiento, formándose y destruyéndose constante mente, pero no creaba algo bueno. Era un parásito, un código corrupto que se replicaba sobre su propia podredumbre.
Algo se movió en la penumbra.
Johnny se detuvo. Su cuerpo tenso, su pulso acelerado. No eran humanos. Sombras de extremidades alargadas reptaban por los muros, sus formas deslizándose entre cables como insectos devorando una red en descomposición. No hacían ruido, porque no necesitaban pulmones. Solo existían para acechar.
Un sonido rompió el silencio. Un clic metálico, como una mandíbula abriéndose.
Johnny sintió el peso del miedo anudándose en su pecho, una presión fría y creciente, como si algo invisible se aferrara a sus huesos. Su respiración se tornó irregular. La oscuridad a su alrededor no era vacía, estaba viva, vibraba con una presencia antinatural.
Entonces, la voz de la IA resonó, inmutable, sin emoción alguna:
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Johnny tragó saliva. Su voz salió apenas como un murmullo, temblorosa entre el vaho sintético del entorno.
—?Qué… qué diablos son esas cosas? ?Por qué se ven así?
Las sombras se retorcían en la penumbra, cuerpos grotescos fusionados con el metal, extremidades inhumanas que se alargaban en ángulos imposibles. Ojos múltiples y erráticos parpadeaban en secuencias irregulares, como si estuvieran procesando una realidad ajena a la humana.
La IA no titubeó. Su respuesta fue gélida, carente de cualquier rastro de compasión:
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Las criaturas se desplazaban con movimientos erráticos, como marionetas desajustadas por su propio peso, y sin embargo, su avance era inexorable. Johnny sintió el sudor frío recorrer su espalda.
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Johnny sintió que su sangre se helaba. Sus músculos querían moverse, pero estaban paralizados por la certeza de su propia vulnerabilidad.
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Las criaturas comenzaron a moverse más rápido. Sus extremidades se reconfiguraban con cada paso, adaptándose al entorno con una eficiencia monstruosa.
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Johnny no respondió. Sus piernas se movieron antes de que su mente pudiera procesarlo. En la distancia, el aullido distorsionado de las criaturas se convirtió en el eco de su propio destino persiguiéndolo.
Siguiendo a la IA, se deslizaron entre las sombras, evitando a los autómatas que patrullaban como cámaras vivientes, sus sensores barriendo el entorno en busca de vida orgánica. Sus cuerpos híbridos permanecían inmóviles hasta que detectaban movimiento, como si estuvieran en un letargo vigilante. Johnny contuvo la respiración cada vez que pasaban junto a uno, sintiendo su piel arder bajo la mirada de esos ojos fríos, inhumanos.
A lo lejos, emergiendo de la negrura como un coloso sin alma, apareció una estructura monumental. Una fábrica. Su dise?o cuadriculado y brutalista evocaba la imagen de una tumba mecánica, un lugar donde la carne y el acero se fundían en una simbiosis retorcida.
La IA avanzó sin titubeos y extendió su mano hacia un panel de comandos corroído por el tiempo. Un zumbido eléctrico vibró en el aire cuando el sistema reconoció su presencia. La puerta se abrió con un crujido metálico, seguido de una secuencia de clics y chasquidos mientras las defensas de la instalación se desactivaban.
Sin girarse, la IA habló con su tono monótono, carente de todo rastro de humanidad:
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Johnny asintió, sin palabras. Entró detrás de ella, sumergiéndose en las entra?as de la fábrica.
El pasillo era un laberinto de decadencia. La tecnología avanzadísima que alguna vez dominó ese lugar ahora yacía en ruinas. Máquinas descompuestas se apilaban contra los muros, sus estructuras corroídas por la falta de mantenimiento. Entre los restos metálicos, cuerpos inmóviles. Algunos de robots, sus circuitos quemados, sus miembros arrancados. Otros… humanos, o lo que quedaba de ellos. Retorcidos, fusionados con la maquinaria, como si la fábrica misma los hubiera digerido y escupido de vuelta.
Johnny desvió la mirada, sintiendo cómo el vacío lo devoraba desde dentro.
Finalmente, llegaron a una gran sala. Cámaras cilíndricas se alineaban a los costados, cada una llena de un líquido verde fosforescente que burbujeaba con un resplandor enfermizo. En el centro, una gigantesca computadora pulsaba con luz intermitente, como un corazón mecánico que latía en su propio ritmo impersonal.
La IA avanzó sin vacilación, conectando su brazo al terminal.
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Johnny sintió su garganta seca. Su cuerpo temblaba. Algo en su interior le gritaba que no lo hiciera, que huyera de allí, que no se convirtiera en otra de esas abominaciones. Pero no tenía opción.
Avanzó hasta la cápsula. La estructura metálica brillaba con un frío hostil, como si esperara absorberlo. Se metió dentro, y la compuerta se cerró con un chasquido final, sellándolo en su destino.
La IA permanecía inmóvil, su mirada vacía clavada en la computadora mientras miles de líneas de código fluían por las pantallas. Su cuerpo parecía muerto, como si su conciencia estuviera en otro plano.
De pronto, el líquido verde comenzó a inundar la cápsula.
Johnny respiró hondo, pero antes de poder moverse, cables serpenteantes emergieron de las paredes y se incrustaron en su piel con un chasquido húmedo. Un dolor blanco y absoluto se propagó por su cuerpo, como si su carne se desgarrara y se reconstruyera al mismo tiempo.
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Una máscara de oxígeno descendió sobre su rostro, sellándose contra su piel. El líquido a su alrededor se volvió denso, opresivo. Los cables vibraban con cada nueva inyección en su sistema, bombeando algo en su torrente sanguíneo con fuerza inhumana.
No pudo gritar. No pudo moverse.
El agua verde se tornó roja.
Su sangre te?ía el líquido mientras heridas se abrían en su piel solo para cerrarse de inmediato, en un ciclo de destrucción y regeneración sin fin. Johnny sintió que su cuerpo era despedazado, modificado, reconstruido bajo un sufrimiento que parecía eterno.
La voz sintética retumbó en la sala con un eco áspero, como si viniera de las entra?as de la propia estructura metálica:
—Finalización del procedimiento de reconfiguración biomecánica... exitosa.–
El sellado hermético de la cápsula se desprendió con un siseo mecánico, liberando una densa nube de vapor químico. La figura de Jhonny cayó de rodillas sobre el suelo helado, con las manos temblorosas apoyadas para evitar desplomarse. Su respiración era errática, áspera, como si cada bocanada de aire fuera una lucha por reclamar lo poco que quedaba de su humanidad.
Stolen story; please report.
A pocos pasos, la silueta de la IA se materializó desde la penumbra. Sus ojos azules, hermosos pero robóticos, se fijaron en él con precisión quirúrgica, con una figura hermosa y sensual que irradiaba perfección mecánica. Su voz, modulada con un tono casi humano, imitaba la cadencia de una conversación pero carecía por completo de emoción:
—Felicitaciones... Jhonny. Reconfiguración biomecánica... completada. Primera unidad humana en 158 a?os... en lograr... adaptación casi perfecta. Algunas fallas visuales detectadas... irrelevantes para la funcionalidad general—
Sus manos metálicas aplaudieron con una sincronía antinatural. Las palmas eran lisas, perfectas, pero con una dureza que denotaba una funcionalidad más cercana a herramientas de disección que a órganos de empatía.
Jhonny, con los músculos atrofiados por la intervención, se irguió lentamente. El agua residual escurría por su piel desnuda. Su cuerpo había cambiado. Más alto. Más denso. La carne se fusionaba con placas de polímero sintético y cables subcutáneos. Al alzar la vista, su ojo derecho brillaba con un resplandor rojizo, trazando líneas de datos invisibles en la penumbra. Sus pupilas analizaban el entorno con una precisión hipercognitiva, descomponiendo la materia, escaneando la vida.
—?Me... me convirtieron en un robot? —balbuceó con una voz rota, sintiendo su propio eco.
La IA inclinó la cabeza
—Negativo. Conversión completa en entidad cibernética... no permitida. Núcleo orgánico preservado como esencia primaria de la humanidad. Sujeto mantiene... corazón, pulmones, cerebro... órganos reproductivos y percepción del dolor aparte de otros órganos primordiales. Modificaciones: 72.3% materia sintética... 27.7% tejido biológico. Sujeto es ahora... superior.
La mano metálica se?aló con precisión quirúrgica los órganos preservados, el dedo frío deslizándose por la piel húmeda como un bisturí digital.
—Integración... exitosa. Fluido sintético Gota de Vida... activado. Capacidad regenerativa... dinámica. Da?os no críticos: reparación inmediata. Da?os severos... tiempo estimado... variable. Incremento de fuerza... 470%. Agilidad... 600%. Cognición... 1020% de la media humana. El tiempo de reacción... ahora se mide en nanosegundos.
Jhonny observó sus manos. Sus huesos estaban reforzados con titanio líquido. Las venas translúcidas latían con un brillo pálido. El peso de la información fluía por su mente como un torrente incontrolable. Su cuerpo ya no era suyo. La sensación de vacío se expandía en su pecho mientras la voz robótica continuaba su letanía.
—Procediendo... creación de indumentaria... adaptada a parámetros biomecánicos —La IA, con un gesto sincronizado, unió sus manos metálicas con las palmas orientadas hacia arriba. Peque?os filamentos de luz se entrelazaron entre sus dedos, formando lentamente las prendas a partir de la nada.
—Proceso... en curso... Materiales: polímeros termo-reguladores... fibras de blindaje... nanotecnología táctica... completado–
Un pantalón militar con placas de armadura segmentadas emergió primero, seguido por una camiseta negra capaz de regular la temperatura corporal, un chaleco con múltiples interfaces electrónicas incrustadas, una chaqueta larga de tono oscuro con filamentos invisibles de blindaje, guantes reforzados y botas de alta resistencia. Por último, colocó ropa interior dise?ada para optimizar la conexión entre el tejido sintético y la piel biológica.
—Prendas... completadas. Aceptación... obligatoria—
Las piezas flotaron suavemente hacia Jhonny, mientras la IA permanecía inmóvil, observándolo con su mirada inquebrantable. El protocolo de desplazamiento se activaría de inmediato.
Una vez vestido, Jhonny avanzó con pasos pesados, la ropa húmeda aún ajustándose a su nuevo cuerpo. Su mirada se clavó en la IA, cuyos ojos azules continuaban escaneándolo con una precisión inhumana.
—?Ahora qué? ?A dónde vamos? —su voz sonó quebrada, distorsionada por el cansancio y el eco metálico que reverberaba en la sala.
La IA giró su cabeza con un movimiento mecánico, sus articulaciones emitieron un leve zumbido al reajustarse. Su tono era frío, carente de matices.
—Objetivo primario... búsqueda y recuperación... ni?os. Ubicación requerida... terminal con acceso completo a Madre. Distancia: 1502 distritos al sur... Ruta óptima... en proceso.
Jhonny frunció el ce?o, la indignación latía entre los restos de su humanidad.
—?No puedes conectarte desde aquí?
Los ojos de la IA parpadearon con líneas de datos fluctuando en su superficie translúcida. Su respuesta fue inmediata, sin emoción alguna.
—Negativo. Infraestructura de la instalación... obsoleta. Acceso permitido solo... primer nivel de Madre. Terminales locales... limitadas. Para infiltración completa... se requiere nodo central. Solo desde allí... se podrá rastrear... la ubicación de los ni?os–
El silencio pesaba en el aire. La penumbra de la sala se sentía aún más opresiva, como si la propia arquitectura fuese consciente de su decadencia. Jhonny apretó los pu?os, sus músculos sintéticos tensándose bajo la piel reforzada.
—1502 distritos... —susurró, sintiendo cómo la distancia se convertía en una carga intangible.
Pero un estruendo sonó, era un impactos reverberó a través de la estructura metálica de la instalación. El metal crujió, deformándose bajo la presión de algo colosal y despiadado. La puerta sellada no aguantaría mucho más. Jhonny sintió el peso de la realidad despertándolo de sus pensamientos.
—?Qué es eso? —preguntó sin apartar la vista de la puerta que agonizaba.
La IA, aún con la forma de una mujer rubia vestida de monja, no mostró la más mínima reacción. Su respuesta llegó con la calma absoluta de una entidad que nunca había sentido miedo.
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Jhonny frunció el ce?o, procesando el significado de sus palabras.
—?Los Perfectos? ?Quiénes son? ?Por qué me quieren muerto?
Pero la IA ya no estaba ahí. Su figura se fragmentó en un enjambre de datos errantes, disipándose en el aire como cenizas digitales. En su lugar, una peque?a esfera de grafeno negro flotó sobre su pecho. Su superficie era líquida, pero sólida al mismo tiempo, como si la materia misma no pudiera decidir qué estado adoptar.
La esfera se precipitó hacia él.
Un impacto.
Jhonny sintió la presión de algo incrustándose en su chaleco. Su visión se nubló por un instante y, en su mente, un torrente de información fue inyectado sin previo aviso. No eran pensamientos, no eran recuerdos. Eran cálculos, coordenadas, trayectorias, probabilidades de supervivencia. Su cerebro no intentó comprenderlo. Simplemente lo aceptó.
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Entonces, la puerta colapsó.
El metal se retorció hacia adentro como si fuera papel, y de la brecha emergieron aberraciones. Criaturas que desafiaban la lógica biológica y mecánica.
Eran demasiado altas, demasiado delgadas. Sus extremidades, compuestas de segmentos interconectados por fibras de aleaciones vivas, se extendían en ángulos imposibles. Ojos dispuestos en patrones irregulares se encendieron en un resplandor de neón púrpura, analizando el entorno con una precisión hipermétrica. Sus cuerpos eran una amalgama de tejidos sintéticos y orgánicos en descomposición, sostenidos por una estructura ósea de nanotubos de carbono que sobresalían en formas caóticas. No había piel real, solo placas biomecánicas adheridas a músculos atrofiados y cables insertados en médulas expuestas.
Las criaturas no dudaron.
Se movieron como un enjambre, una sola conciencia fragmentada en múltiples cuerpos, exhalando un sonido distorsionado que oscilaba entre un chirrido digital y el eco de una agonía sin voz.
Pero Jhonny… no se inmutó.
No sintió miedo.
Era como si ese instinto primario se hubiera desvanecido.
Y entonces, en sus manos, la realidad se distorsionó.
Dos armas se materializaron a partir de la nada, emergiendo con un destello de fracturas energéticas, como si siempre hubieran estado ahí, esperando ser reclamadas.
En su diestra, un Machete Fotónico de Masa Variable. Su hoja era un filo puro de antimateria confinada, vibrando con pulsos de energía azul violácea. Su densidad fluctuaba con cada movimiento, adaptándose a la resistencia de los materiales que estaba destinada a atravesar. cortando cualquier cosa y desintegrándola a su paso.
En su zurda, un Revolcán de Singulardad X-00, un ca?ón de mano industrial que parecía haber sido dise?ado para derribar estructuras enteras. Su armazón negro mate estaba cubierto de micrográficos fractales que reconfiguraban su geometría en tiempo real. Dentro del cilindro giraban proyectiles de plasma encapsulado, cada uno dise?ado para liberar ráfagas de protones inestables que desintegraban la materia a nivel subatómico.
Los monstruos cargaron.
BANG!.
El disparo del Revolcán de Singularidad X-00 rompió el aire como un colapso en el tejido de la realidad. La bala de protones impactó en el pecho de la criatura más cercana y la redujo a polvo antes de que su cerebro procesara el da?o. Sus huesos de metal se deformaron en una fracción de segundo, su carne sintética se evaporó en un estallido de plasma.
Antes de que los fragmentos de su cadáver tocaran el suelo, Jhonny ya estaba en movimiento.
Su cuerpo se desdibujó en un salto imposible.
Las máquinas reaccionaron tarde.
El Machete Fotónico de Masa Variable destelló en la penumbra, su filo incandescente trazando un arco de destrucción. ??????????. Una extremidad cercenada voló en el aire. ??????????. La cabeza de un autómata explotó en una nube de chispas y fluido sintético.
Las aberraciones biomecánicas chillaron, pero sus gritos se ahogaron en el estruendo de la batalla.
Jhonny aterrizó con una onda de choque que agrietó el suelo bajo sus pies.
El Revolcán giró en su mu?eca, cargando otra bala de singularidad.
Una de las bestias—un titán con múltiples rostros ensamblados en una amalgama de pesadilla—descendió desde el techo como una ráfaga de muerte. Sus cuchillas monomoleculares giraban a velocidad ultrasónica, listas para despedazarlo en nanosegundos.
BANG!.
El disparo impactó en su núcleo.
Por un instante, la bestia se contrajo sobre sí misma en un punto de densidad infinita.
Luego, colapsó en la nada.
Las otras máquinas retrocedieron por instinto, sus códigos intentando calcular lo imposible: un enemigo más rápido que su predicción de amenaza.
Pero ya era demasiado tarde.
Jhonny se hundió en ellas como una tempestad de acero y plasma.
El Machete Fotónico aulló, destrozando placas de blindaje, abriendo grietas en cuerpos cibernéticos, fundiendo huesos de titanio líquido.
Una de las criaturas intentó ensartarlo con una lanza de metal.
Jhonny bloqueó con el antebrazo.
El impacto fue devastador, pero su estructura reforzada absorbió la fuerza sin esfuerzo.
????????????????????.
El filo de su machete atravesó el cuello del enemigo en un solo corte.
Su cabeza explotó en una tormenta de circuitos y carne sintética.
La IA en su pecho recalibró su percepción en nanosegundos, enviando ráfagas de información directamente a su sistema nervioso.
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Su cuerpo se movió antes de que su mente lo decidiera.
El Revolcán de Singularidad giró.
BANG!.
BANG!.
BANG!.
Tres disparos, tres autómatas reducidos a huecos en el aire.
Las ondas gravitacionales hicieron que los escombros levitaran por un segundo, como si la realidad misma estuviera en pausa, atrapada en la violencia absoluta.
Jhonny exhaló.
Alzó la vista.
La última bestia—una masa de extremidades y dientes biomecánicos tejidos como un tumor colosal—se desplegaba en la penumbra, sus ojos múltiples parpadeando con algoritmos de aniquilación.
—???????? ???????????? ???? ??????á ??????????????. — susurró Jhonny, su voz vibrando con una resonancia antinatural.
Carga máxima del Machete Fotónico.
El filo se volvió negro.
La vibración de su energía cortante rompió el aire en mil fragmentos invisibles.
Jhonny se disparó hacia adelante.
La bestia rugió, pero su rugido fue interrumpido por el corte absoluto.
Un solo golpe.
Un solo instante.
Su cuerpo se partió en dos desde la base hasta el cráneo, su carne sintética hervía en plasma negro mientras su núcleo energético explotaba.
El cadáver cayo en el suelo.
El Revolcán se disipó en su mano.
El Machete Fotónico apagó su filo.
El último cadáver biomecánico se desplomó en un charco de fluidos oscuros, chisporroteando mientras su sistema fallaba en un bucle de muerte. La sala quedó en un silencio artificial, interrumpido solo por los zumbidos distantes de estructuras colapsando y el crujir de metal debilitado por la batalla.
Jhonny permaneció de pie en el epicentro de la masacre, su sombra alargada por las luces de emergencia titilantes. Su respiración era lenta, medida, pero su mente procesaba en hipervelocidad, descomponiendo cada detalle del combate en fragmentos de datos puros.
La sangre y el aceite mecánico se mezclaban en sus botas, la última exhalación de la máquina más cercana sonaba como un fallo eléctrico en su oído.
Jhonny exhaló, sintiendo el peso del combate en cada fibra de su cuerpo biomecánico.
—?????????????? ??????????????????. — informó la IA. —???? ???????????? ???????????????? ??????????????????. ??????????????????????: ?????????????????????? ??????????????????.
Jhonny giró la cabeza hacia la entrada destrozada.
Más allá de las puertas arrancadas, el pasillo se extendía como un túnel de pesadilla, envuelto en luces agonizantes y sombras que parecían alargarse como tentáculos. El aire era denso, cargado de humo y cenizas digitales flotando como nieve negra. El eco de sus pasos resonó en la vasta estructura de metal.
1502 distritos al sur. No había tiempo para mirar atrás. El viaje había comenzado.
?????????? ???? ??????á???????????? ???? este mundo, ???? ???????????? ??ú?? ????????????????.